"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."
Su nombre
es Samantha Rivers, aunque era más conocida como “la loca de los relojes”…
Desde sus tempranos doce años dominaba el oficio de arreglar relojes de todas
formas y tamaños… un pasatiempo que la absorbió como si fuera que el tiempo no
pasara para ella, su lugar de trabajo era la plaza central de la ciudad…
llevaba una mesita y una silla, y trabajaba allí hasta que bajara el sol, ahí
es cuando Samy notaba que ya era tarde y regresaba a su casa… que no era un
hogar, solamente un espacio donde dormía, completamente sola… verdaderamente
nunca tuvo a nadie, su madre nunca estaba y su padre se había ido hace muchos
años, su única compañía, como ya habrán notado… siempre habían sido las agujas
del reloj.
Menos mal que aunque era una ermitaña,
decidió seguir en el colegio (más tarde entenderán porque lo digo) … Solía reírme
bastante de ella… de hecho, yo fui el autor de su apodo, claro que por esta
razón nunca me atreví a hablarle, tenía la teoría de que sacaría una aguja de
alguno de los relojes que tenía y me lo clavaria en un ojo, o algo por el estilo…
Pero las cosas estaban a punto de cambiar, Un trabajo escolar iba a cambiar la
historia para siempre. Presten atención…
Todo sucedió una mañana como cualquier
otra en el colegio, ambos con 17 años, enemigos declarados, aunque yo el único activo… No había nada de
que temer como era normal, hasta que un profesor de historia decidió mandarnos
un proyecto para fin de año, debíamos hacer una investigación sobre algún tema
en particular y tenía que ser de a dos. Yo y mi mejor amigo nos miramos cómplices
sabiendo que sería sencillo y genial hacer esto juntos… pero no, a todos se nos
erizo la piel cuando el profesor saco una lista al mismo tiempo que decía: Yo seré
el responsable de armar los grupos. Miles de ideas se me derrumbaron en un
segundo, uno de los mayores desastres en la secundaria, no poder elegir a tu
compañero, pero bueno, aun tenía esperanzas de que pudiera tocarme alguno que
no fuera demasiado raro o que no me llevara muy mal, decían los nombres,
pasaban los grupos, ya todos los que no me molestaban mucho estaban con
alguien… me estaba desesperando! Fue ahí cuando escuche: Daniel… tu estarás
con… Samantha. Lo único que pude hacer fue mirar a Lucas completamente palido y
sumido en pánico mientras que el solamente se reia de mi haciéndome señas mostrándome
la forma en la que iba a morir… mi querido amigo, no puedo culparlo, yo hubiera
hecho lo mismo… recobre el aliento y me dispuse a mirar a mi nueva “compañera”
y para colmo, para tener algo más de miedo, ella parecía no darse por aludida,
miraba hacia el frente como si fuera un robot, aunque vestida de hippie. Era mi
fin, claro que estaba casi seguro que ella no era una asesina maniática… CASI
seguro, pero era obvio que no iba a tener una buena nota, y seguramente no
lograría aprobar la materia, mi futuro se veía oscuro, muy oscuro.
Ya era hora de volver a casa… pero tenía
que hablar con Samantha, al fin y al cabo no podría enojarse, era por el
trabajo… me acerque de a poco mientras ella terminaba de guardar sus cosas y
cuando se dio cuenta de que estaba a su lado se detuvo y me miró fijamente… Sí,
yo para ese entonces estaba a punto de morir de un ataque, y ahí fue cuando me sorprendí…
un suave hola Daniel salió de ella, no sonaba enojada ni amargada ni rara ni
cualquiera de las cosas que me había imaginado… era, dulce… Me senté a su lado
y comenzamos a hablar sobre lo que debíamos hacer, no podía creer lo que estaba
sucediendo, era la chica más bonita, inteligente y buena que había conocido jamás…
todo iba perfecto, pero en un momento ella recordó algo… mis bonitas
inteligentes y buenas bromas, me bajo la presión, quería irme, sentía tanta
vergüenza por haberla juzgado así! No sabía qué hacer, no podía irme así que
solamente me quede escuchándola… Para mi sorpresa, lo único que dijo al
respecto fue que había escuchado que era el autor de su apodo, que era por
supuesto tan inmaduro y a la vez gracioso como todos los de mi edad pero que mi
creatividad iba a sernos útil en el proyecto… si, ahí fue cuando respire
nuevamente.
Le dije que podía acompañarla a su casa, pero no quiso, en vez de eso me
propuso que vayamos a buscar algo sobre lo que escribir en la plaza, y me
pareció una idea bastante razonable… Nos
sentamos debajo del árbol en el cual ella siempre solía estar, y comenzamos a
mirar las distintas cosas sobre las cuales podíamos hablar… Y ella menciono un
gran edificio abandonado, dijo que hace años que estaba allí y parecía tener
algún tipo de historia, en verdad me intereso y entre los dos nos comprometimos
a buscar la información necesaria sobre el extraño lugar… Nos seguíamos
juntando todas las tardes en el mismo lugar, y al decir verdad habíamos
encontrado varias cosas interesantes, y además… habíamos comenzado a llevarnos
bastante bien, lo único que no entendía es porque ahora ella no estaba más con sus relojes, pero claro que no me atrevía
a preguntar.
En nuestro séptimo encuentro coincidimos
en que tendríamos que visitar el lugar que investigábamos, y lo hicimos… era un
edificio gigante, pero por adentro, estaba extrañamente muy bien cuidado, Samy insistía
en ir al tercer piso… pero yo no confiaba en las escaleras ni en NADA,
probablemente porque lo que más sabia del lugar es que tenía muchos años allí,
y había sido muy útil en algún tiempo para algún tipo de empresa… pero luego de
que insistió mucho, accedí, yo no tenía ni idea de donde se encontraban las
escaleras, pero Sam parecía saber exactamente donde estaba todo… Caminamos unos
minutos hasta llegar a una gran puerta que estaba en la parte de atrás del gran
salón… Cuando ella abrió esa puerta, quede completamente boquiabierto, era
hermoso! Unas escaleras hermosas llenas de lujo estaban esperando… nos
apresuramos a subir mientras que la sonrisa de Sam era cada vez más y más
grande… llegamos al tercer piso, los dos anteriores estaban vacíos… así que no sabía
que podía tener este de diferente… hasta que otra gran puerta se abrió. Era
impresionante… miles y miles de relojes
estaban por todos lados, de una mitad del piso se escuchaba un continuo y
parejo tic tac, mientras que de la otra el silencio brotaba de cada reloj…
Quede estupefacto, y exigí al instante una explicación por parte de Samantha…
Y ella no tardo en contestarme… Y me conto su historia, aparentemente, El piso
entero pertenecía a la empresa de sus abuelos, eran dueños de un próspero
negocio de venta de relojes de lujo, y la característica más especial, era que
ninguno era igual a otro… todos tenían un diseño único. Sam vivió con ellos
hasta los once años, ya que su padre la había abandonado de pequeña, y su madre
nunca quiso encargarse mucho de ella, sus abuelos la amaron y cuidaron todo lo
que pudieron… pero como era de esperarse, el tiempo se encargó de que tuviera
que despedirse de los dos inevitablemente… murieron los dos casi en el mismo
periodo de tiempo… y no tuvieron tiempo de hacer los papeles para decidir a quién
dejarían sus pertenencias y la empresa… Así que todo quedo a nombre de la mamá
de Sam, pero… desafortunadamente no quiso encargarse del negocio y se llevó
todo el dinero dejando a su hija sola y pagándole desde el lugar en donde
estaba, solamente el colegio, el alquiler de su casa y algunos gastos más. Fue
allí cuando la detuve y le pregunte que tenía que ver todo eso con su obsesión
con el arreglar relojes… Ella solo supo reír y decirme que hasta los once había
aprendido todo lo que sus abuelos hacían, y que todos estos años reparo todo lo
que pudo y que pensaba reabrir el negocio que su madre no quiso cuidar… yo no
podía creerlo, la chica, “la loca de los relojes” en realidad era una mente
brillante… todo lo que hacía en las tardes era encontrar su futuro, lo que iba
a darle la oportunidad de realizar sus sueños… y claro, ahora entendía porque
se situaba en ese lugar cada día, resulta que el reloj de la plaza en verdad
siempre anda perfecto, es allí donde ella veía la hora y arreglaba cada una de
las especiales y únicas maquinarias… el resto del día nos la pasamos
escribiendo sobre todo lo que sabíamos de la historia del edificio Leston…
porque ese era su nombre… pero, si les interesa saber, hay algo más que solamente
el hecho de obtener una buena nota que me mantenía allí… había empezado a
querer mucho a Sam, cada vez que se reía yo me enrojecía por completo y no
podía evitar contemplarla... y algo me decía que a ella le pasaba algo
parecido, así que por pequeños sobreentendidos seguíamos juntándonos a pesar de
que ya habíamos terminado todo… pasábamos horas en el piso de los relojes, yo
admiraba cada obra de arte mientras que ella intentaba explicarme como se
arreglaban, no entendía como sucedió, pero estaba profundamente enamorado de
ella y de su manera de ser.
Llego el día de entregar el trabajo…
habíamos puesto fotos, contamos cada detalle… hasta le preguntamos a alguien
que conocía el lugar y nos contó un poco… Merecíamos un diez definitivamente…
pero yo pensaba en que había algo más que debíamos hacer, así que sin
preguntarle a Sam tome unas copias del trabajo y lo lleve a el periódico donde
trabajaba mi papá, le roge que lo publicara… que era importante… y aunque mucho
no le convencía, como le pareció interesante al leerlo, lo hizo… Al otro día
los dos contemplamos la historia en el diario matutino… estábamos muy contentos
de lo que habíamos logrado, pero lo más interesante, fue una llamada que
recibió mi papá en el trabajo, un hombre estaba muy interesado en conocer el
lugar y la chica de la que se hablaba en el artículo… le dije que le dijera que
podía ir! Aunque le pedí a un tío mío que nos acompañara ese día por las dudas…
Después de todo, aun éramos chicos.
Estábamos mi tío, Sam y yo esperando al hombre que llamo, en la
puerta del edificio… ya no soportábamos la intriga cuando de repente, un auto
muy lujoso estaciono justo ahí… bajo un hombre grande, pero grande en edad… se acercó
a nosotros y pregunto quién era la nieta del señor Tycon… Sam dio un paso al
frente… y para sorpresa de todos, este hombre era un antiguo cliente del abuelo
de Sam, y había lamentado mucho el cierre de la empresa, aparentemente nunca más
consiguió relojes como esos… ahora sí, lo más increíble de todo, es que ofreció
financiar la reinauguración de la marca y el edificio Leston, y además, dijo
que todo iba a estar a cargo de la única que siempre le había dado importancia
a esta empresa… Samantha. Luego de eso, el negocio creció y creció cada vez más,
ahora todo el edificio pertenecía a la empresa, era imponente, y la calidad de
las cosas que salían de allí no se comparaba con nada, nunca nada volvió a ser
igual.
Ya han pasado diez años, Sam y yo nos
casamos y hoy tenemos una hermosa familia… pero saben que?, a pesar de que
seguimos trabajando con los relojes y tuvo muchísimo éxito, nunca hemos
permitido que el negocio del tiempo nos quite horas minutos y segundos colmados
de momentos y recuerdos que nunca se borraran de nuestras vidas.