Mi escasa interpretación cree percibir que, cuando adoramos/alabamos al Señor, nuestro espíritu empieza a desbordarse por el cuerpo en busca del Espíritu de Dios, o que se buscan danzando.
Entiendo que Dios Espíritu habita en nosotros y por eso asumo que siempre estamos juntos, siendo uno. Eso no encaja con la idea de buscarse, nadie que se encuentra cerca del otro necesita buscarlo, pero aun asi en esos momentos experimentamos esta sensación de conquistar y ser conquistados. Ahí es cuando mi finita mente visualiza al cuerpo (sí, nuestro cuerpo) convirtiendose en un gran salón que se extiende expectante a la danza romántica que toma lugar cuando el espíritu humano adora al Espíritu divino. Nos buscamos aunque estemos constantemente juntos, nos buscamos para conquistarnos porque de eso se trata todo, de amar y ser amados.