"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."

miércoles, 1 de agosto de 2018

Ave

¡Ay! La hermosura de tu presencia empapó la atmósfera de la cual respiro. Todas mis palabras de febril amor fueron corona sobre tu cabeza y las has enviado de vuelta como un beso sobre mi frente. Eres tú, Dios, la marca que que puede leerse en todo mi rostro. Eres tú, Dios, el secreto que estremeció mi corazón.
Comí la porción que nos hizo uno para siempre.
 En medio de la celebración alzaste con urgencia la voz y escuché.
Tuyo el mensaje, yo el lienzo que desplegará tu cantar.
Se acerca la hora.
La canción está expectante.
El ave aguarda el comienzo del día.

miércoles, 23 de mayo de 2018

El dolor de la verdad y sus virtudes.




Entro a la habitación. Me siento en mi cama, apago el velador.
El click del interruptor me hace ver fuego, sí, fuego.
Ahora el fuego es hierro fundido, naranja y enbroncado. Hierro que sufre mientras muta en espada. Noto que la deslumbrante creación carece de filo hasta que le place echar chispas intensas con hierro hermano. Danzan frente a mí como lo hace el humo saliendo de una pava con agua hirviente. Es un hipnotizante festejo, alegre y cruento por momentos.
 Me asusto.  La espada da un salto extravagante en el aire y emprende una caída en picada que atraviesa cielos e infiernos. 
 Abren la puerta. Entra un maestro herrero que con su voz toma la espada mientras cae. Se pertenecen. La guarda en su vaina porque ahora es guerrero.
El misterioso no devela más de sus sus facetas pero a su alrededor existen todas ellas.
Al lugar mejor para algo mayor.

Prendo el velador. Entiendo, he visto la vida.

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Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque que el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
Proverbios 3: 11-12

El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre.
Proverbios 27: 17

Círculo.

martes, 13 de febrero de 2018

Declaración

Hoy digo, hoy pienso.
Mi cuerpo no es perfecto, mis piernas y brazos no lo son, mi panza no lo es. Ni siquiera mi rostro. Nada en mi cuerpo encaja en el estereotipo de belleza.
No digo, soy fea. Digo, no soy una mujer extremadamente atractiva.

Pero

Hoy digo, hoy pienso
O pensé.
Mi cuerpo es lo más maravilloso que me dió Dios. Me di cuenta de que:
Mi cuerpo es casa de adoración, y lo será siempre.
Lo sé porque responde automáticamente a una canción de adoración a Dios. Responde con llanto, sonrisas, bailes y cantos.
Mi cuerpo acepta rápidamente la majestad de Jehová y alaba sin preguntarle a mi mente, dudas, a mis razonamientos caóticos y problemáticos. Contesta al creador perfecto sabiéndose perfecto a sus ojos. Despierta en alabanza cada vez que tiene la oportunidad.
Amo mi cuerpo, mi cuerpo es casa de adoración.

No importa a donde vaya, no importa con quién esté o deje de estar. No va a importar si me caso y tengo hijos, si algo cambia o se arruga, si tengo más o menos de algo.
Siempre que tenga algo de cuerpo, lo que quede o reaccione de él, será casa de adoración a Dios.

Una vez más
Mí cuerpo es casa de adoración.
No podría ser mejor.







Texto sin revisión/correción.
Es un visceral escrito a las tres de la mañana.