"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."

domingo, 1 de junio de 2014

Belleza en lágrimas.


De alguna manera ella se encontraba hermosa luego de llorar, desde las miles de lágrimas que corrieron desesperadamente por sus mejillas surgía belleza y explotaba realidad, con su cara enrojecida e hinchada sonreía, para los que ven una crisis y el quebranto como una derrota es quizás algo macabro y prohibido.
 Pasaba la muerte a su lado, la enfermedad la tomaba con dulzura de la mano y el drama interfería en cables blindados. Electricidad del mal, cortocircuitos del hogar. La mano que ayuda al pobre no se extendía al saco de putrefacción, el vomito subía por sus gargantas hasta escupir hipocresía por toda la casa.
 Escóndete, hay vulnerabilidad en tu dolor, extiende tus brazos y clama despacio, no vayas a perder  la compostura. Voces, influencias, mentiras. Me como tu problema, cierro la puerta, me voy.
  Pero su mente no se dejaba engañar, su corazón atribulado oía el canto de las aves en la oscuridad del día y su alma de niña se daba el lujo de ser quien era. Todos a ese punto la dieron por pérdida mientras ella soñaba cada día con un nuevo anochecer, fantaseaba incontables horas  con el sonido de la paz.
 En compañía de la vereda volvía a romperse una y otra vez, sudando lamento, gritando un auxilio mudo, pidiéndole a Dios. El vagabundo del barrio burlaba su causa, se reía de su ruego sin siquiera ver su condición. Y ella, la niña perdida, nunca hubo alguien más ubicado en medio del caos, orando al Dios que conocía, ignorando a hombres que intentaron ser mas.
 Pequeña de manos valientes, manos que evitaban los golpes de su padre, cuerpo apaleado, intelecto cansado, dulce guerrera que supo ver la hermosura escondida de los problemas, despierta en mis brazos, ya no llores. Tu fe, te ha salvado.

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