Canción para acompañar lectura:
Me cansé de ayudar a otros para callar mi consciencia, me harte de ganar sin excusas todas las carreras para ser feliz.
¿Saben que hago yo? ¿Quieren saber quien soy?
Me paso la vida buscando respuestas a preguntas que desconozco. Soy un caza fortunas, un robador de tesoros, un alma vagabunda con bolsillo lleno.
Pienso que poseo un espíritu noble. Comparto, ayudo, dono. Me cubro en mascaras para ayudar, soy el robín Hood de este tiempo, aunque hay una de todas mis caras que carece de rostro, se lo robo la vergüenza y nunca pude recuperarlo.
¿Conocen a los parásitos? Estos bichos viven a cuestas de otros haciéndole daño sin destruirlos por completo, sigilosamente astutos. Yo me considero uno.
Gano mi plata, soy un hombre de bien. Soy el mejor en todo, el 1, o el 10. No paro de ganar hasta que necesito perder para respirar, recién ahí me dedico a tapar los agujeros que me quedan sin llenar. Paradójico… ¿No?
Han puesto placas con mi nombre, hicieron agradecimientos públicos… fui colocado en la categoría de los ricos con corazón. Solo de esa manera sobrevivo un poco más.
Llego a la oficina, dejo el saco en la silla y veo como se inunda toda la habitación con pánico. El aire se vuelve pesado, los ojos vidriosos y las manos sudadas. Quiebro, me quiebro. Convertí mi vida en un parasito. Chupo cada milímetro de alegría de aquellos a quienes yo doy. ¿Pero que doy? Los voy matando de a poco, les hago pensar que tener es la clave del éxito, la única manera de sonreír, les miento, les miento y les miento…porque yo tampoco la encuentro. El sentido de vivir se me escurrió entre el tiempo y la ambición. No se ya ni quién soy, por eso no puedo responderles… mi identidad es fraudulenta y mi nombre es solo un rotulo para un ser que ya no es.
Me conmociona ser poco menos que un cuento, esos se consuelan en que han sido escritos con motivo. Yo… ¿Quién soy? ¿Qué hago?
Una gota de fuego esta rodeando mis manos, tiemblan mis labios, no entiendo.
-¿Quién sos? -
- Yo soy. Me conoces bien… me has visto en cada pizca de felicidad que intentabas absorber. He visto tu alma. Conozco el oro debajo del carbón. Sabes bien que hacer, todo conocimiento te esta siendo revelado, entiendes sin dudar ahora cuanto es que yo, tu Dios, te amo. ¿Cuánto tiempo más ocuparas mi espacio? Nunca me hallaras en la bondad, puedes encontrarme con la fe. No voy a mirarte con desprecio, hechura mía, ni siquiera has sido aún transformado y ya he muerto por ti. Y vivo hoy, quiero escuchar de tu parte la razón.
- Acá estoy, tuyo soy. Completo, nuevo. Te veo claro, la pieza que ensambla mi espíritu, el Cristo que transforma lo que carece de sentido, lo cual es todo sin vos. Me entrego, entiendo. -
El fuego me soltó y las lágrimas ya no son tan saladas. Estoy tocando mi pecho como si algo hubiera cambiado ahí. Las dudas, el miedo, los huecos… se esfumaron. Me cambió, para siempre. Mi presente y mi futuro ahora descansan, caminan con El.