Cabalgamos armados hasta los dientes camino a Eilífparadís
con la en un despertar, creyendo que podríamos revivir aquellos sueños que han
entrado en suspenso constante desde la conquista de Klarheit. Aquella victoria
sobre los seres aún no termina, es una herida abierta, un torbellino que sigue
cobrando sin dubitativa victima tras victima.
Un gran tramo lo atravesamos valorando solo nuestras fuerzas, grandes luchas las peleamos confiando únicamente en nuestras espadas, nombrando con honor cada escudo y cada casco. Por mucho tiempo fallamos, teníamos las herramientas correctas, las armas de la paz. Pero nos equivocamos, confundimos paulatinamente la diferencia entre lo que se nos había dado para batallar y las habilidades que desarrollamos con él que nos las había otorgado, la casi invisible línea entre confiar en lo creado sin valorar al creador había sido traspasada. Bien sabrán ustedes que los mapas están para guiarnos, y por supuesto que las banderas de peligro están puestas por una razón. Hubo perdidas, la densa niebla que cegó nuestros ojos con valor humano nos llevo a caer… lamentablemente no todos hemos podido levantarnos y disipar lo confuso. Muchos se dejaron atraer por las sirenas, esas malditas sirenas que los llamaban con cantos de amor y victoria… se transformaron hombres justos en personas rudas y de palabras huecas, mujeres dignas de honor perdieron la consciencia de su delicadeza al plantarse cómo indestructibles y los niños que antes eran inocentes compartían la mente con un anciano perverso lleno de oscuridad marcado por todo lo que nada vale. Se inflaron con lo efímero, cargaron su exterior con valentía mientras en su interior solo existía el miedo, el temor a todo, se volvieron salvajes frente al pánico de que alguien explote su delgada burbuja de “vida”, fueron momentos tristes… son días que recordamos con tristeza y mantenemos en la memoria para incentivo de alejarnos del brillo falso, de un oro corruptible y soluble. Debo mencionar que no se puede erradicar por completo esta fatalidad y muchas otras que no he mencionado, no sucederá hasta que se restaure Klarheit. No se con certeza si llegaremos a ver cuando esto suceda, el trayecto que falta para alcanzar Eilífparadís es aún largo, pero de nada estamos seguros, cualquiera de los dos puede llegar primero. De lo que tenemos confirmación es de que cómo llegar a este último y con quienes y que abrir combate. Sin dudas es un lugar hermoso, marcado de incógnitas preciosas… he mencionado ya en mi libro de vida mi ilusión de ese momento[1] así que no reparare más en ello por ahora, todo lo me sale decir momentáneamente cómo el guerrero añejo y empapado de experiencias que soy, es la preminencia de ciertas cualidades del gran rey… amor, fidelidad, sacrifico y victoria serán solo algunas, pero son sin duda realidades que han hecho de nuestra travesía un descanso.
Larga vida al rey sería un poco obvio de exclamar, pues la santidad no muere, los creadores del todo no expiran ni caducan, son eternos en si mismos, la trinidad pura vive sin necesitar de nuestro deseo, sin embargo… en un acto de agradecimiento, no temo exclamar a gran voz cual sería mi sufrimiento si su termino llegara a ocurrir, me glorío en el conocer de su eternidad y disfruto del saber que la han compartido. Majestad de majestades, sabemos que algún día nos encontraremos en Eilífparadís presenciando autentico gozo.
Una vez más, honra y gloria solamente a El.
Un gran tramo lo atravesamos valorando solo nuestras fuerzas, grandes luchas las peleamos confiando únicamente en nuestras espadas, nombrando con honor cada escudo y cada casco. Por mucho tiempo fallamos, teníamos las herramientas correctas, las armas de la paz. Pero nos equivocamos, confundimos paulatinamente la diferencia entre lo que se nos había dado para batallar y las habilidades que desarrollamos con él que nos las había otorgado, la casi invisible línea entre confiar en lo creado sin valorar al creador había sido traspasada. Bien sabrán ustedes que los mapas están para guiarnos, y por supuesto que las banderas de peligro están puestas por una razón. Hubo perdidas, la densa niebla que cegó nuestros ojos con valor humano nos llevo a caer… lamentablemente no todos hemos podido levantarnos y disipar lo confuso. Muchos se dejaron atraer por las sirenas, esas malditas sirenas que los llamaban con cantos de amor y victoria… se transformaron hombres justos en personas rudas y de palabras huecas, mujeres dignas de honor perdieron la consciencia de su delicadeza al plantarse cómo indestructibles y los niños que antes eran inocentes compartían la mente con un anciano perverso lleno de oscuridad marcado por todo lo que nada vale. Se inflaron con lo efímero, cargaron su exterior con valentía mientras en su interior solo existía el miedo, el temor a todo, se volvieron salvajes frente al pánico de que alguien explote su delgada burbuja de “vida”, fueron momentos tristes… son días que recordamos con tristeza y mantenemos en la memoria para incentivo de alejarnos del brillo falso, de un oro corruptible y soluble. Debo mencionar que no se puede erradicar por completo esta fatalidad y muchas otras que no he mencionado, no sucederá hasta que se restaure Klarheit. No se con certeza si llegaremos a ver cuando esto suceda, el trayecto que falta para alcanzar Eilífparadís es aún largo, pero de nada estamos seguros, cualquiera de los dos puede llegar primero. De lo que tenemos confirmación es de que cómo llegar a este último y con quienes y que abrir combate. Sin dudas es un lugar hermoso, marcado de incógnitas preciosas… he mencionado ya en mi libro de vida mi ilusión de ese momento[1] así que no reparare más en ello por ahora, todo lo me sale decir momentáneamente cómo el guerrero añejo y empapado de experiencias que soy, es la preminencia de ciertas cualidades del gran rey… amor, fidelidad, sacrifico y victoria serán solo algunas, pero son sin duda realidades que han hecho de nuestra travesía un descanso.
Larga vida al rey sería un poco obvio de exclamar, pues la santidad no muere, los creadores del todo no expiran ni caducan, son eternos en si mismos, la trinidad pura vive sin necesitar de nuestro deseo, sin embargo… en un acto de agradecimiento, no temo exclamar a gran voz cual sería mi sufrimiento si su termino llegara a ocurrir, me glorío en el conocer de su eternidad y disfruto del saber que la han compartido. Majestad de majestades, sabemos que algún día nos encontraremos en Eilífparadís presenciando autentico gozo.
Una vez más, honra y gloria solamente a El.
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:7-8
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:7-8
*Eilíf paradís significa en Islandes paraíso eterno. Klarheit en Alemán significa claridad.
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